lunes, 2 de diciembre de 2013

Los planes quinquenales y la colectivización de la agricultura


Para el zarismo, industrializar Rusia había sido un objetivo deseable y a favor del cual no dejaron de hacerse esfuerzos que obtuvieron algunos logros. Pero resultaba que la economía soviética seguía siendo mayoritariamente agrícola, campesina y rural.
 
 
En 1927-1928, una profunda crisis agrícola –los campesinos vendieron al Estado una cantidad muy pequeña de alimentos- fue aprovechada por Stalin para poner fin a una NEP (Nueva Política Económica, fue una política económica propuesta por Vladimir Lenin, a la que denominó como capitalismo de Estado. Permitiendo el establecimiento de algunas empresas privadas, la NEP permitió que por ejemplo las pequeñas empresas de animales o comercios de tabaco, volvieran a abrir para el beneficio privado mientras que el Estado seguía controlando el comercio exterior, los bancos y las grandes industrias) que no permitía el avance de la industrialización con la rapidez deseada por el sector dominante del partido bolchevique y de la que probablemente siempre desconfió. Se inicia así una nueva fase de la historia económica de la URSS: la industrialización acelerada mediante la planificación central.
 
 
El giro de la política económica soviética se plasmó en la elaboración del Primer Plan Quinquenal (1928-1932). El Plan establecía las prioridades económicas del Estado, sometiendo las decisiones de empresas e individuos. La prioridad máxima no fue otra que el rápido crecimiento de la industria productora de bienes de capital (carbón, petróleo, hidroelectricidad, hierro, acero, maquinaria, etc.) y, en menor medida, de armamento. Este objetivo se basó en una pieza clave: la colectivización forzada de las explotaciones agrarias.
La colectivización fue una política puesta en marcha por Stalin entre 1928 y 1933, para consolidar la tierra en manos privadas y la mano de obra en granjas de explotación colectiva y en granjas de explotación estatal. Los dirigentes soviéticos estaban seguros de que el reemplazo de granjas de propiedad individual por granjas de explotación colectiva incrementaría las reservas de alimentos para la población urbana, la oferta de materias primas para la industria y las exportaciones agrícolas.
Mediante violencia, la propiedad privada, a la que se hizo responsable de los problemas de abastecimiento, desapareció del sector agrario soviético y fue sustituida por estas grandes granjas estatales. Muchos campesinos se opusieron a la colectivización y, a menudo, respondieron con actos de sabotaje, incluyendo la quema de cultivos y matando animales de carga. Para aquellos con propiedades la colectivización significó entregarlas a las granjas colectivas y vender la mayor parte de los alimentos que producían al Estado a precios mínimos establecidos por el mismo Estado, por lo que se opusieron a la idea. Además, la colectivización implicaba cambios significativos en la vida tradicional de los campesinos rusos en un corto período. Los campesinos se vieron forzados a integrarse en ellas o a emigrar a las ciudades y a los centros industriales emergentes. Además, la desarticulación del sistema agrario de la NEP contribuyó a la hambruna de 1933, a causa de la cual fallecieron millones de ciudadanos soviéticos. El sector agrario soviético se resintió durante décadas de los defectos intrínsecos al colectivismo y de la baja prioridad asignada por los planificadores a la producción agrícola y ganadera.
    




http://www.historiasiglo20.org/HM/2-7b.htm

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